Encantada de conoceros,
Soy Lola, maestra enamorada de su profesión y madre de dos hijos en dos etapas diferentes: adolescencia y niñez. Llevo en la profesión desde que hace 11 años pisara por primera vez un colegio con mi primera interinidad. Si cierro los ojos aún puedo rememorar el día, recuerdo mi ropa, mis nervios al bajar del coche y mirar el colegio desde fuera.
Iba a cubrir una baja muy triste y eso me pesaba ya que para mi era uno de los días más felices de mi vida. No me recibieron con sonrisas, ni si quiera con ansias de cubrir el hueco y liberar sustituciones. Me abrieron la puerta de mi clase y ahí había un grupito de peques de 3º de Primaria que sí que se alegraron de conocer a su nueva seño, amable inocencia.
La puerta se cerró y allí me quedé, mirando a los que serían mis niños mientras pensaba qué podía hacer yo ahora, si no tenía ni idea de enseñar nada a nadie. Menos mal que los niños y niñas siempre vienen a rescatarnos y nos enseñan a enseñarles.
Después de esa interinidad vinieron muchas otras, años de estudio y esfuerzo dedicados a la profesión más bonita del mundo pero a un sistema de acceso muy injusto y duro que te va quemando la ilusión año tras año.
Me convencí a mi misma que sería la eterna «a dos centésimas», «la mejor nota del tribunal sin plaza». Estudié Master, idiomas, fui a todos los cursos, a todas las ponencias, dejando a mi familia de lado y un poquito también, porqué no decirlo, a mi salud física y mental.
Mi último cartucho fue sacarme mi as de la manga, presentarme por mi otra especialidad, Audición y Lenguaje. Sin preparadores y sin academias porque fue de último momento y en una que probé un par de meses no me convenció en absoluto. Así que contra todo pronóstico lo hice: me preparé sola en cinco meses y me traje mi ansiada plaza.
Estuve varios años en la especialidad, trabajando con un alumnado de una sensibilidad y talentos que jamás llegaríamos a creer. Sin duda alguna, fue una época trascendente en mi forma de ver la enseñanza. Después de trabajar con alumnado NEAE me di cuenta de que no podía seguir haciendo lo mismo, algo en mi hizo «clic» y fue entonces cuando sentí que debía coger el aula y sacudirla bocabajo, sacarlo todo, dejar espacio a lo nuevo, poner más corazón, más empatía, ponerme gafas multicolor y agitar el aula.
Hasta el día de hoy, que os invito a conocer mi rinconcito.
💜Con amor, Lola.💜