
- En casa nos encanta el otoño, ¿se nota? Además, estos días nos estamos quedando porque el peque está enfermo. Hoy se encontraba mejor y nos hemos animado con esta idea que hemos encontrado por ahí. Os dejo el paso a paso, aunque realmente es muy sencilla:

1º) Pintamos y rotulamos una calabaza en cartón del tamaño que queramos. Con tijeras y cutter dejamos las líneas negras y «vaciamos» por dentro.

2º) Colocamos cinta adhesiva por detrás, quedando la parte del pegamento por la «parte bonita». Yo he utilizado cinta marrón porque no me quedaba de la transparente y, al final, estoy contenta con como queda porque así no se ven claros donde las hojas no se quedan pegadas.

3º) Recogemos hojas secas de diferentes colores y texturas, las vamos haciendo pedacitos y las ponemos dentro de nuestros huecos pegajosos. Lo único que debemos tener en cuenta en esto es que las hojas no nos cubran las líneas de cartón, para que se vean los límites.

4º) Finalmente, con una cera blanda de color blanco hay que darle por el perfil negro para darle algo de volumen, pero mi hijo decidió ser creativo y le dio por donde quiso, por tanto nos ha quedado una maravilla de sombras.
Como se puede ver, es una manualidad muy sencilla que no requiere muchos materiales. Con ella trabajamos habilidades de motricidad fina, atención, coordinación óculo-manual, la percepción táctil y la kinestesia, por no hablar de salir al entorno a recoger hojas, que ya de por sí es todo un aprendizaje.
Está recomendada desde los dos años, pudiéndose adaptar los grados de dificultad a los niveles madurativos del niñ@, por ejemplo, los más pequeños recogerán, partirán y pegarán las hojas mientras que a mayor madurez participarán del dibujo, repasar las líneas, recortar y utilizar el cutter.
Nosotros hemos acabado la actividad escribiendo el nombre y las palabras «otoño» y «calabaza», porque mi peque está en infantil pero está muy motivado con la lecto-escritura.
Esperamos que os guste.
💜Con amor, Lola.💜